Innumerables veces se ha discutido sobre este binomio totalmente "contrapuesto": la noche y los futbolistas. Muchos son los defensores de la indisciplina. Se apela a variados argumentos: "no hay que meterse en la vida privada de los jugadores", "son jóvenes", "siempre ha pasado eso" o incluso apelan a la figura de eximios peloteros del pasado pero pésimas personas.


Ver a una de las "estrellas" del club Universitario; Pablo Vitti, salir de una disco a altas horas de la madrugada con una vedette en estado "inecuánime"; no solo debe llamar a la indignación sino preguntarse si estas "estrellas" valen lo que se les paga. Vitti jugó con relativo éxito en la San Martín y de ahí fue traspasado a la "U" como uno de los jales del año. Hasta ahora ha anotado solo UN GOL¡¡ y rinde mediocremente. Algunos dirán que se debe a un planteamiento táctico mediocre, a la altura de un mediocre entrenador. Quizás¡¡


Pero que "piernas" puede tener un jugador que no descansa luego de un esfuerzo físico? Para aquellos que hablan de la "vida privada" de un jugador, les respondemos: ese jugador "estafa" a los hinchas que van al estadio a verlo jugar bien o al menos a verlo hacer goles. El hincha espera ver a un jugador en su plenitud física y futbolística. En el caso de Vitti; ni una ni otra. Miles de dólares mensuales salen de las arcas de los clubes para pagar jugadores mediocres e indisciplinados. Son "profesionales" porque cobran por jugar pero no por destacar por su actuación responsable ni menos por llevar una vida privada cuidadosa.


Decenas de jugadores mundiales con más fama y éxito que Vitti han pasado por el mundo futbolístico: Maradona, Romario, Ronaldo, Ronaldihno, Adriano, Sotil, etc. Todos ellos fueron idolotrados en su momento. Hoy o quizás en poco tiempo; el dinero se irá como vino, con rapidez, y tendremos a hombres que solo aprendieron a patear una pelota pero no a ser buenos hombres.


Buscar culpables está demás. Pésimos dirigentes que encubren y son condescendientes con esas indisciplinas, familias desintegradas o sin buenos referentes o una sociedad que "aplaude" el éxito fácil; son los responsables de que tengamos jugadores exitosos en lo económico, deportivo pero no en lo personal. No muy lejos está el ejemplo de aquellos jugadores que en vez de vestir con orgullo nuestra camiseta nacional, la denigraron con escándalos en hoteles o en bares. Esos nunca debieron volver, máxime que no mostraron un real arrepetimiento o cambiaron de actitud.


Foquitas, Cholitos, Jotitas, Panteritas o otros apelativos deberían ser ignorados por nuestra sufrida afición.



Salvo, mejor parecer.

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